Los libros son como las hogueras que empujan la noche hacia el bosque
En las páginas de Pan y mandarinas, las cuales están cargadas de amor, poesía, esperanza y lucha, el doctor Sebastián Ameigeiras nos invita a sumergirnos, a través de una serie de relatos escritos desde la perspectiva de la medicina social, en las historias de nuestro pueblo, ese que comparte el pan, que socializa lo que tiene pero también lo que le falta.
De la mano de una pluma cargada de sentido, filosa, incisiva y sensible, Seba nos interpela a cada trazo con este libro comprometido; será imposible entonces salir indemnes después de haberlo leído.
En este trabajo se puede percibir una alquimia tan ecléctica como interesante entre la formación recibida en la universidad y en el sistema de Salud público, y su práctica militante; asoman los aportes del Dr. Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud de la Nación, en materia de políticas de Estado; la voluntad férrea de ese otro querido médico que fue Ernesto Guevara tan presente en el accionar cotidiano de Seba. Tampoco podemos obviar la influencia ejercida por quien fuera el presidente del hermano país de Chile, el Dr. Salvador Allende, siendo fiel a sus convicciones hasta últimas consecuencias; o las resonancias del ingenio y la resistencia que opuso el doctor Henry Engler en vencer a los secuestradores de sueños. A todo esto debemos sumarle la marca a fuego de pasión y enseñanzas que desde las tripas le imprimió Evita.
Naco Medina
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En las páginas de Pan y mandarinas, las cuales están cargadas de amor, poesía, esperanza y lucha, el doctor Sebastián Ameigeiras nos invita a sumergirnos, a través de una serie de relatos escritos desde la perspectiva de la medicina social, en las historias de nuestro pueblo, ese que comparte el pan, que socializa lo que tiene pero también lo que le falta.
De la mano de una pluma cargada de sentido, filosa, incisiva y sensible, Seba nos interpela a cada trazo con este libro comprometido; será imposible entonces salir indemnes después de haberlo leído.
En este trabajo se puede percibir una alquimia tan ecléctica como interesante entre la formación recibida en la universidad y en el sistema de Salud público, y su práctica militante; asoman los aportes del Dr. Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud de la Nación, en materia de políticas de Estado; la voluntad férrea de ese otro querido médico que fue Ernesto Guevara tan presente en el accionar cotidiano de Seba. Tampoco podemos obviar la influencia ejercida por quien fuera el presidente del hermano país de Chile, el Dr. Salvador Allende, siendo fiel a sus convicciones hasta últimas consecuencias; o las resonancias del ingenio y la resistencia que opuso el doctor Henry Engler en vencer a los secuestradores de sueños. A todo esto debemos sumarle la marca a fuego de pasión y enseñanzas que desde las tripas le imprimió Evita.
Naco Medina