Los libros son como las hogueras que empujan la noche hacia el bosque
El Hotel Acapulco es un pasaje, un territorio transformador. En él entra un escritor para darle vida a su propio mito autobiográfico, el del artista que se encierra a escribir en hoteles. Es el propio Diego Meret quien entra como novelista y sale del mismo convertido en escritor de cuentos.
En la nouvelle y los relatos que forman parte de Hotel Acapulco, Meret se mete, irónicamente, con la tradición literaria argentina e internacional. Fiel al estilo de su realismo siempre en tensión, desmesurado y desbordante, el autor se anima a reescribir El Sur y El Matadero, el mito de Jonás y la pasión de Cristo, crea una dupla de personajes que es subsidiarias de la picaresca y de tantos socios de aventuras literarias y cinematográficas.
Es también una especie de ensayo ficcional sobre el oficio de escribir. Y en medio de un clima enrarecido nos hace mirar con extrañeza y con ojo inquisidor, el mundo de los escritores: sus berretines y sus fobias, sus anhelos y miserias, y los gestos, delirantes, hiperbólicos, a veces infames, a que se ven obligados, a veces, en busca de lectorxs o reconocimeinto.
No se lo pierdan, reserven su habitación con frigobar y pierdansé un rato en las habitaciones de este hotel que es, también y por supuesto, un laberinto.
$19.550,00
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El Hotel Acapulco es un pasaje, un territorio transformador. En él entra un escritor para darle vida a su propio mito autobiográfico, el del artista que se encierra a escribir en hoteles. Es el propio Diego Meret quien entra como novelista y sale del mismo convertido en escritor de cuentos.
En la nouvelle y los relatos que forman parte de Hotel Acapulco, Meret se mete, irónicamente, con la tradición literaria argentina e internacional. Fiel al estilo de su realismo siempre en tensión, desmesurado y desbordante, el autor se anima a reescribir El Sur y El Matadero, el mito de Jonás y la pasión de Cristo, crea una dupla de personajes que es subsidiarias de la picaresca y de tantos socios de aventuras literarias y cinematográficas.
Es también una especie de ensayo ficcional sobre el oficio de escribir. Y en medio de un clima enrarecido nos hace mirar con extrañeza y con ojo inquisidor, el mundo de los escritores: sus berretines y sus fobias, sus anhelos y miserias, y los gestos, delirantes, hiperbólicos, a veces infames, a que se ven obligados, a veces, en busca de lectorxs o reconocimeinto.
No se lo pierdan, reserven su habitación con frigobar y pierdansé un rato en las habitaciones de este hotel que es, también y por supuesto, un laberinto.