Los libros son como las hogueras que empujan la noche hacia el bosque

Arrancamos por la derecha, como si fuéramos el genio del fútbol mundial (aquel vencedor más vencido de la historia). Y lo hacemos con el dato (incomprobable) que dice que las personas tenemos tres ideas millonarias al año. Sin embargo, como se formulan al pasar, en borracheras o sin el coraje para llevarlas a cabo, estas ideas se pierden, hasta que otro las toma y las expropia. Así salió esta idea de la cabeza de Jorge, personaje de este libro; y lo millonario no se trasladó a los bolsillos de nadie, sino que se transformó en la felicidad millonaria de muchos corazones.

Lo paradójico de la trama es que hay que rescatar a un héroe y, como todos sabemos, son los héroes y heroínas quienes se encargan de salvar a las personas. No conforme con esta ironía, se escudaron en un segundo héroe popular, y es entonces que esta historia se vuelve un tarro de miel en una cueva de osos. Hay que secuestrar/rescatar (?) a Maradona el día del recital del Indio Solari. No adelanto más, aunque la intuición es el mejor espóiler, y todo indica que acá hay magia.

No sé cómo termina la historia, pero yo me los imagino a ambos estilo Sancho y Quijote, mirándonos desde muy lejos, diciendo “Ladran”, y chocando una copa de lo mejor. 

Na ná na na ná, life is life.


Héctor Bracamonte

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Arrancamos por la derecha, como si fuéramos el genio del fútbol mundial (aquel vencedor más vencido de la historia). Y lo hacemos con el dato (incomprobable) que dice que las personas tenemos tres ideas millonarias al año. Sin embargo, como se formulan al pasar, en borracheras o sin el coraje para llevarlas a cabo, estas ideas se pierden, hasta que otro las toma y las expropia. Así salió esta idea de la cabeza de Jorge, personaje de este libro; y lo millonario no se trasladó a los bolsillos de nadie, sino que se transformó en la felicidad millonaria de muchos corazones.

Lo paradójico de la trama es que hay que rescatar a un héroe y, como todos sabemos, son los héroes y heroínas quienes se encargan de salvar a las personas. No conforme con esta ironía, se escudaron en un segundo héroe popular, y es entonces que esta historia se vuelve un tarro de miel en una cueva de osos. Hay que secuestrar/rescatar (?) a Maradona el día del recital del Indio Solari. No adelanto más, aunque la intuición es el mejor espóiler, y todo indica que acá hay magia.

No sé cómo termina la historia, pero yo me los imagino a ambos estilo Sancho y Quijote, mirándonos desde muy lejos, diciendo “Ladran”, y chocando una copa de lo mejor. 

Na ná na na ná, life is life.


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